Pero existen pequeños momentos a lo largo del año que son breves y que nos dan un respiro y que guardan en escencia el anhelo de que ese pequeño respiro se prolongue, se extienda y que no termine jamás. Un pequeño instante de tiempo sentado en la desierta playa de otoño, caminando bajo la llovizna del invierno o tomando el aroma de una flor en la primavera y como no esa sensación de calidez en las noches de verano observando el cielo del atardecer.
Un pequeño momento que delata nuestro sentimiento de revelarnos a poder ser libres para saborear cada instante y cada momento único en la vida, aquellos que a veces nos perdemos de compartir aún estando allí. La sonrisa de nuestros hijos, sus primeras veces, ese atardecer rojo, o simplemente caminar de la mano de la persona amada, por una playa de arena negra, e infinitos placeres que componen instantes que no se repetirán y que quizás sean la clave para aprender a disfrutar de cada momento de nuestra vida...
No hay comentarios:
Publicar un comentario